miércoles, 21 de abril de 2010

Lo que Díos quiera (por ser la primera vez... ¿o no?)

Extraño mi blog. Es difícil empezar a escribir después de una pausa, Berenice lo explica bien en su entrada. No sé por dónde empezar, me siento desconectada. Pero quiero agradecerles a todos por sus felicitaciones, cariños y buenos deseos después de mi última entrada. Realmente me conmueve el cariño que me han mostrado, tanto mis amigos (digo amigos aunque a la mayoría no les conozco en la vida real), como las personas amables que a pesar de que no les conozco se tomaron el tiempo y la molestia de dejarme un comentario. ¡Gracias!

Ahora me faltan siete semanas para ser mamá, bueno, según el pronóstico, luego no sé sabe cuando se le antoje salir al bebito...

Muchas personas me preguntan si será hombre o mujer. Antes solía decir "no sabemos" o "no quisimos saber", ahora he empezado a contestarles "será ett barn". Barn significa 'niño' en sueco, con la diferencia de que no tiene la acepción 'varón'. O sea, cuando el español tiene niño y niña, el sueco tiene pojke ('niño varón'), flicka ('niña') y barn ('niño de cualquier sexo'). El español literalmente divide el mundo en lo masculino y lo feminino. No se puede hablar de nada sin nombrarlo "el" o "la". En sueco, en cambio, sólo las personas tienen género, las cosas no, y no conjugas los adjetivos según el sexo. Eso hace que sea más fácil hablar de cualquier cosa sin poner ningún énfasis en el género. En sueco puedo hablar de una persona sin saber si es hombre o mujer, en español es prácticamente imposible.

Por eso, lo que quiero expresar con mi respuesta "será ett barn" se pierde si lo intento decir en español. Si contesto "será un niño" (que sería la única manera de traducirlo sin cambiar la frase), me sale una oración con otro significado. Salgo diciendo que mi hijo (¡o hija! ¡vean lo imposible que es hablar de esto en español!) será varón, cuando en realidad lo que quiero decir, y que en sueco sale más o menos claro con esas tres simples palabras, es: no sabemos que sexo tendrá nuestro/a bebé, pero para nosotros es más importante conocerle como el individuo que será, o es, que saber que tipo de órgano reproductivo tiene entre sus piernas. (Disculparán mi manera franca de expresarme).

Sé muy bien que mi hijo o hija, desde el primer segundo que nazca, tendrá que abordar y vivir con las expectativas, ideas, prejuicios y sueños de otros (incluído los míos y los de su papá). Si es hombre será tratado de una manera, si es mujer de otra. No lo puedo impedir, sólo hacer lo que más pueda para que este ser querido tenga la libertad de desarrollarse según sus propios valores, ideas y sueños y no según una pauta tradicional y anticuada.

Por eso, mi muy querido latino ahora anda cambiando su manera de referirse al bebé, un día dice "el bébe", otro "la bebé". Los días que dice "el bebé" es más fácil saber de quien habla, pero cuando le trata de niña puede ser confuso, puesto su manera sobrecariñosa de tratarme (y ahora que ando panzona me consiente más todavía). Le toca especificarse diciendo por ejemplo "¿y cómo está mi chiquita bebé (o sea, yo), y cómo está mi otra bebé, la más chiquitica?" (dirigiéndose a la barriga). Es una ternura total, como siempre.