Al empezar mi blog, una de las cosas que no me imaginaba era que a través de este medio encontraría amigos que podrían ser amigos también en la vida real. Pero hace un mes, era un viernes, por primera vez en mi "carrera bloguera" (jeje), conocí a una de mis amigas blogueras en persona, cara a cara... Y no sólo a ella, sino también a su esposo, un chico muy agradable, educado y divertido. El encuentro no fue una coincidencia, sino un viaje planeado desde hace alguns meses, y como programado mi querido latino y yo habíamos viajado hasta Copenhauge donde se ubica esta "pareja internacional", y como planeado fuimos al restaurante en la estación central, donde habíamos quedado en encontrarnos. Verle a una persona por primera vez en la vida real, pero después de haberle visto muchas veces en fotos, te da una sensación rara. Es como ver una persona famosa, un actor o un artista, y así mismo fue cuando les vi a ellos, fue muy emocionante.
Enseguido fuimos a dejar las maletas y después salimos a ver la ciudad. Es una gran ventaja salir así, con personas que conocen la ciudad, porque a mí me cansa estar viendo mapas, tratando de acordarme de donde vinimos y no conocer un sólo restaurante aparte de McDonald's... Pero nada, esta amable y linda pareja alemán-ecuatoriana que apenas vive allí unos 10 meses, ya se conocían todo y nos llevaban a conocer todo que valía la pena. Era increíble, pasábamos un edificio y estaban "y esto es la biblioteca tal, se construyó en tal año", y "este es el edificio del banco nacional, lo construyó un arquitecto sueco", o sea, ya olvidé todo, así que eso del arquitecto sueco sólo me invento, pero ya entienden la idea, sabían mucho más de Copenhauge que yo sé de Estocolmo, y eso que vivo aquí 25 años... Me quedé loca.
No voy a contar todo lo que hicimos ese fin de semana, sólo que nos reíamos mucho, nos quedamos conversando por las dos noches que durmimos allá (cuando por cierto nos dieron su cuarto para dormir y ellos se quedaron en la sala), vimos la película estupenda Qué tan lejos, oh me gustó!, y que fracasé totalmente cuando iba a pedir las pizzas, aparentamente mi sueco no le agradaba al danés de la pizzería. También fuimos en el metro sin chofér, rápido aseguramos los puestos de adelante, fastiando así a todos los niños que querían sentarse allí, pero nuestra anfitrona dijo muy firmemente que somos turistas y por ende tenemos derecho a sentarnos allí...
En fin, fue un fin de semana muy agradable, que no olvidaré. La
Chaulafanita y el
Chanchito, porque sí, fueron ellos nuestros anfitrones, son muy lindas personas, la Chau es linda linda, sabe contar historias y tiene una sonrisa que contagia y te hace reír, y el Chanchito es un chico súper agradable, es divertido y creo que sabe más sobre Ecuador que un ecuatoriano propio. Es un gusto ver cuanto se quieren. Ya se van a Madrid, pero han prometido que harán lo posible para visitarnos en Estocolmo algún día. Sólo que primero creo que me toca enterarme un poco más de los sitios turísticos y la historia de Estocolmo, para no quedar mal...