jueves, 25 de noviembre de 2010

¿A lo latino o a lo sueco?

El fin de semana pasado fui a mi primera fiesta rosada. La quinceañera es hija de una pareja ecuatoriana que llevan muchos años en Suecia, el padre es amigo lejano de mi novio. Fue una fiesta bonita y para mi una experiencia muy interesante, ya que en Suecia no existe esta tradición.

Supongo que no necesito explicar que se hace en una fiesta rosada, ustedes saben más que yo sobre este tema. El vestido rosado, el ramo de flores, la liga… Cuando era hora de comer, el anfitrón nos pasó un plato de comida, y luego regresó con cara de avergonzado, preguntándonos si nos habíamos llenado. Mi novio sí le aceptó un poco más de comida, mientras yo le dije lo que pensaba: que me parecía una porción normal de comida, que estaba muy rica pero que estaba llena.


Regresando de la fiesta me puse a pensar en las diferencias entre las fiestas suecas y las fiestas ecuatorianas, tema que sí me ha llamado la atención antes. Pero ahora por un motivo más especial. Estamos pensando bautizarle a nuestra hija, y naturalmente queremos invitar tanto familiares y amigos suecos como ecuatorianos. Presiento que si hacemos una fiesta tipo sueca, los latinos dirán “¿qués pués? ¿y el baile? ¿y la comida?”, mientras si la hacemos tipo latina, la mayoría de suecos se sentirán incómodos y dirán “¡no, gracias!” al vino/baile/cangil.


Para los de mis lectores que no conocen Suecia haré una pequeña lista de las diferencias entre las fiestas suecas y latinas, aunque reconozco humildemente que no soy experta en fiestas latinas.


Típico de Ecuador (o las fiestas ecuatorianas en Suecia):

- Sillas al rededor de la sala para que se sientan los invitados, pista de bailar en el medio.
En Suecia son más comunes las mesas y menos comunes las pistas de baile.


- Una mesa con platos de cangíl, dulces, papitas, caramelos y EL PASTEL.
Luego de un rato los anfitrones empiezan a circular con los platos, bríndandoles a los invitados.
La mesa de "snacks" no es tan incomún en Suecia, pero cada uno se coje lo que quiere sin esperar al anfitrón – el pastel excluído.


- Palabras - de la mamá, el "disque" papá (así dijo en la fiesta donde me fui...), la cumpleañera, las amigas...

Los "discursos" sólo se dan en fiestas muy formales en Suecia, y entonces suelen ser preparados antes, no improvisados en el momento.


- Los regalos, por lo general, no se abren en la fiesta.

En Suecia pones todos los regalos en una mesa y después de un rato los invitados empiezan a decir ”que abre los regalos”, y el cumpleañero se pone a abrir los regalos, agradiciendo a los donadores.


- Vino, que el anfitrón anda brindando en una copa, la misma para todos.

Si se toma vino en una fiesta sueca (no se hace siempre), es en un vaso para cada uno. Pero la diferencia más grande es que aquí, si es una fiesta no tan formal, es mucho más común que cada uno viene trayendo lo que va a tomar. El alcohol es muy caro en Suecia... En cambio, en matrimonios u otras fiestas con cena formal, los anfitrones compran el alcohol.


- Música a todo volumen y baile.

En Suecia hay fiestas con música – a todo volumen – y fiestas sin música, pero casi todas las fiestas son sin baile. En vez de bailar, la gente está paradita en grupos, tomando su cerveza o vino, conversando (o, si está mucho volumen, diciendo, “¿qué?” y “¿cómo?”…).


- Más noche comida, casi siempre algo con arroz, servido por el anfitrón o la anfitrona, a lo mejor con la ayuda de algún amigo, para cada uno en platos desechables.

En Suecia hay fiestas con cena formal, fiestas con buffé, fiestas sin comida pero con ”snacks” o fiestas con fika. Fika es café o te con pastel, rollos de canela, galletas, etc. Por el hecho de que no hay un “estándard” como en las fiestas ecuatorianas (de siempre dar de comer), es común que se especifica en la invitación qué tipo de fiesta es, por ejemplo: “El sábado les invitamos a festejar mi cumpleaños. Están bienvenidos a partir de las dos y servirémos pastel y café.” Así todos saben que es mejor venir comiendo ya que en la fiesta no habrá comida.


- A lo que uno se va, hay que despedirse de cada uno de los invitados.

En Suecia es suficiente señalar imprecisamente con la mano a los demás, diciendo, "hejdå" (adiós).


- Si es un matrimonio, un bautizo o una graduación, cuando te vas los anfitrones te regalan un recuerdo.
En Suecia, no hay recuerdos, pero si es una fiesta un poco más formal (como matrimonio, bautizo, etc) los anfitrones después de la fiesta les manda una tarjeta a cada uno de los invitados (o a cada familia invitada) con un agredicimento por haber venido.
Algunos imprimen una foto de la fiesta o de los regalos que han recibido, y mandan eso como tarjeta de agradecimiento.

Cuando haces un bautizo en Suecia, luego de la ceremonia en la iglesia es costumbre invitar a tomar café y pastel en “församlingshemmet”, un local que queda al lado de la iglesia. Comida es posible, dependiendo de la hora, pero vino y baile, eso sí sería un poco raro en un bautizo sueco.


Ahora, ¿cómo hacemos un bautizo que les guste tanto a los latinos como a los suecos?

sábado, 13 de noviembre de 2010

Conformándome

Yo soy semi vegetariana; como pescado y algunos mariscos pero nada de carne. Mi novio come carne aunque también le gusta la comida vegetariana. Hace algunas semanas llegó la hora de empezar a darle comida a mi pequeña I-cita. Ella sigue tomando la teta (o sea, mi teta...), pero le estamos haciendo probar diferentes purés. Hasta ahora ha saboreado unos deliciosos purés
de papa, zanahoria, alverjas, camote, zanahoria blanca, brocoli y nabo. Tambíen le hemos hecho probar mazamorra de avena con banana. Las "recetas" he sacado de un librito que nos han dado en el centro de salud de niños, donde vamos cada dos a cuatro semanas para pesarle y medirle a mi hija y informarnos sobre el cuidado de bebés. Según ese libro, ahora que ha probado los purés de verduras y tubérculos y un poco de fruta, le toca la carne...

Y me encuentro en un dilema. Si hubiera alternativas en ese libro, si hubiera unas paginitas diciendo "y si quieres cocinarle comida vegetariana a tu hijo, pues aquí te damos información sobre nutrición y unas cuantas recetas de comidas sin carne", pues entonces sí creo que me hubiese gustado darle comida vegetariana a mi hija. Algunos dirían "¿Le quieres obligar a tu hija que sea vegetariana? ¡Déjale mejor que decida cuando sea grande!". Esa gente no ve que si le doy carne a mi hija en realidad también le obligo, pero en ese caso le obligo a que no sea vegetariana.

He leído y oído las historias de papás que han querido darle comida vegetariana a los hijos y sé que es muy controversial aquí en Suecia. En el centro de salud de niños la enfermera te cuestiona, la gente te mira mal y aparte de eso tienes que saber bastante sobre nutrición para poder darle buena comida a tu hijo. De hecho, cuando yo tenía once años y me hice vegetariana (por la segunda vez en mi vida), en la escuela no lo miraban bien, incluso me hicieron ir a hablar con la enfermera de la escuela y a mis papás les hicieron firmar un papel, sin eso no me querían dar comida vegetariana en la escuela (aquí todos los niños almuerzan en la escuela).

No tengo tantos conocimientos como para estar discutiendo con una enfermera y sí me preocupa el riesgo de que mi hija no tenga lo que necesite en la comida. Por eso hemos decidido darle carne, de todas maneras. Aunque en realidad no me gusta tanto la idea.

Pero. Al hecho pecho. Si va a comer carne, pues que sea carne sabrosa y hecha en casa. Así que me puse a hacer ¡puré de carne! Yo, que no he cocinado carne nunca, porque en realidad casi todo lo que sé de cocina lo aprendí después de hacerme vegetariana. Con un poco de ayuda de mi mamá cociné carne de res, zanahoria, zanahoria blanca, papas, cebolla larga, pimienta y perejil:

Luego lo corté en pedazos y lo machuqué en la licuadora:

Y luego a poner en la cajita donde se hace cubitos de hielo para congelar y guardar para otro día:

(La mano pertenece a mi novio, obviamente yo puse de forma más ordenadita la carne...)

No se ve tan rico, pero esperemos que le guste a mi chiquitica... Todavía no lo ha probado, pero también hice una salsa del caldo que sobró (añadiendo leche, maizena y perejil), y esa salsa parece que le gusta. O por lo menos no le disgusta. :)

sábado, 6 de noviembre de 2010

Reformas

Ya no me equivocaré al escribir "solo", pero echaré de menos la i griega y la i latina...

El País: La "i griega" se llamará "ye"Enlace

domingo, 17 de octubre de 2010

Interpretaciones

Yo: Tuve un sueño tan raro... Soñe que estábamos en el jardín y había una araña al lado del muro, una tarántula enorme.
Él: Más grande que ésa que vimos en una tarro en el museo ése en Quito?
Yo: Sí, sí, era gigante! Pero lo extraño era que llevaba una cámara, una de esas grandes que tengo yo.
Él: Ha de haber sido una araña viajera.

martes, 12 de octubre de 2010

Y yo tampoco soy rubia

Suerte que mi novio no es de los típicos machos ecuatorianos...

El Comercio - Ecuatorianos, entre los más infieles

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Elecciones

El domingo se realizaron las elecciones aquí en Suecia. Elegimos nuestros representantes para el parlamento, los consejos provinciales y los consejos municipales. Lastimosamente, dos de cosas pasaron: la derecha liderada por el primer ministro Fredrik Reinfeldt fue reeligida, y además el partido ultra-derecha y racista Sverigedemokraterna entró por primera vez al parlamento sueco.

Por el momento no sabemos cuánta influencia tendrá este partido sobre las decisiones políticas; ninguno de los otros partido se declara dispuesto a negociar con ellos. Sin embargo, el hecho de que esta gente entró significa que ya tiene un foro para hablar de su política. También significa que tiene derecho al apoyo económico que se da a todos los partidos representados en el parlamento, lo cual seguramente será utilizado para fortalezer su organización.

Las últimas semanas he estado ocupada haciendo campaña aquí en mi comuna para mi partido, el partido socialdemócrata. Aquí la derecha gobierna desde hace 30 años y lamentablemente, sigue gobernando también después de estas elecciones. La verdad es que eso no fue tan sorprendente, pero sí estaba esperanzada de que tal vez íbamos a ganar al nivel nacional.

lunes, 13 de septiembre de 2010

La mano, la costumbre y la naturaleza

Algo que parece "venir incluído" cuando te vuelves padre, son los consejos. Pedidos, no pedidos, útiles, mal intencionados, contradictorios, indispensables... Te llegan de todo. Para mi, muchas veces han sido consejos que me sirven. Otras veces simplemente no comparto las idéas de la persona que me aconseja o no me gustan los consejos, pero lo que más me molesta es cuando esa persona me ve con una cara de superioridad, como si estuviera diciendo (o incluso me dice): "aunque no me creas ahora, luego me darás la razón porque tengo cuatro hijos y sé de esto". Como si todos los niños (y padres) fueran iguales. Como si sólo hubiera una manera de cuidar y educar a un niño.

Una de las ideas que no comparto es ésa de que a un niño "no es bueno que le acostumbres a la mano". Me dio chiste la primera vez que lo oí. Después entendí que eso era una expresión. Acostumbrarle a la mano.

Les voy a decir que pienso sobre eso: "acostumbrarle a la mano" está mal dicho. Es al revés. Los niños nacen queriendo estar con los grandes. Es un instinto inato en ellos, porque para un bebé no hay cosa más peligrosa que estar sólo. No dudo de que se puede desacostumbrarle de la mano a un niño; porque los niños lastimosamente al final se acostumbran a cualquier cosa. La pregunta es a qué costo.

Pocos animales nacen tan vulnerables como el ser humano. Somos frágiles y necesitamos la protección de otros. Pónganse a comparar con casi cualquier otro mamífero -el caballo, el perro, la vaca- sus crías caminan en cuestión de horas mientras el humano tarda al rededor de un año. El cerebro humano, de la misma manera, no está "completo" al nacer, pero esa falta tiene una gran ventaja: tenemos un cerebro muy flexible (o "plástico" como se dice con un término psicológico) y podemos llegar a aprender muchísimo más que cualquier otro animal. El cerebro, de esta manera, nos da la oportunidad de crecer, adaptarnos y funcionar en ambientes muy diferentes. La desventaja es, como ya mencioné, que al principio (y por mucho tiempo) somos muy dependientes de nuestros padres o quienes nos cuidan.

Por más que vivimos en una sociedad moderna con todas las comodidades que eso conlleva, la biología del ser humano no ha cambiado mucho desde que éramos nómadas y el mundo estaba lleno de animales predadores y otros peligros. El bebé que se quedaba tranquilito y sin chillar si los papás le dejaban sólo, corría gran riesgo de morir. La única manera de garantizar su sobrevivencia era estar siempre con los grandes. Y la única manera de conseguir eso para un bebé que no gatea ni camina es: llorar. Por lo tanto, la evolución ha premiado este tipo de comportamiento. Es algo que viene naturalmente.

La cosa es lo siguiente: el bebé recién nacido no sabe que cuando la mamá le deja en la cunita, está en un lugar muy seguro. Para el bebé el mundo está grande y lleno de peligros; un bebé de hoy, en ese sentido, no se diferencia de los bebés de los primeros humanos. Justamente por eso insisto en que no se trata de acostumbrarle a que esté con los grandes.

Si yo le dejo a mi niña llorando en la cuna, ella si sentirá abandonada. Todavía no puede consolarse ella sóla, para eso ella le necesita a una persona grande, a mí, a su papá o a los abuelitos. No le gusta estar sóla por más que ratitos, lo cual obviamente es poco práctico. Claro que fuera más cómodo si ella se quedara horas solita, contenta. Pero los bebés no son así, y no lloran porque "son malcriados" o porque los papás "mucho les han acostumbrado a la mano".

No me hago la santa, yo también me siento limitada y frustrada a veces por el hecho de que mi bebé quiere estar conmigo cuando quiero o necesito hacer otras cosas. Evidentemente, ella nos impide de hacer muchas cosas, tanto a mi como a su papá. A veces le tengo que dejar solita aunque ella no quiere, porque necesito cocinar, ducharme o hacer cualquier otra cosa. Pero la diferencia es que no le dejo sóla con la idea de que "es bueno" o que lo debo hacer para que no se haga malcriada. Y sí creo que es una diferencia importante.

miércoles, 18 de agosto de 2010

El metamorfosis

Sí. Ahora ya soy mamá. Hace dos meses y siete días nació nuestra preciosa, nuestra pollita, nuestra "garcita chiquitica" como le dijo su papá en uno de sus miles momentos de cariño absoluto.

Les he hecho esperar mucho, fieles seguidores de mi blog (si es que todavía tengo seguidores...), o como dice fernandoylet: he "hecho la cuarentena de rigor" (gracias por ese comentario que me hizo reír mucho). Es increíble como un ser tan chiquitico puede absorberte completamente tanto física como mentalmente.

Confieso que todavía no lo entiendo totalmente. Yo, ¿mamá? ¿Cómo puede ser posible? Sin embargo, cuando le veo a mi chiquitica me lleno de ternura, de orgullo, de asombro, de miedo ante la enorme responsabilidad. Haré todo lo posible, y obviamente habrán momentos cuando fallaré; es parte de ser padre o madre. Sólo el futuro dirá si acertaré lo suficiente.

Bueno. Basta con miedos y preocupaciones. Ahora disfrutamos el momento con nuestra pollita. En la quinta semana de su vida empezó a sonreírnos. Ahora ha descubierto sus manos. Es fuerte, trata de pararse y levanta la cabeza para ver mejor. Le gusta cuando le cambian de pañal y cuando hablen con ella.

Es mi bebé.

martes, 25 de mayo de 2010

No puedo creer

que dentro de un mes ¡seré mamá!

miércoles, 21 de abril de 2010

Lo que Díos quiera (por ser la primera vez... ¿o no?)

Extraño mi blog. Es difícil empezar a escribir después de una pausa, Berenice lo explica bien en su entrada. No sé por dónde empezar, me siento desconectada. Pero quiero agradecerles a todos por sus felicitaciones, cariños y buenos deseos después de mi última entrada. Realmente me conmueve el cariño que me han mostrado, tanto mis amigos (digo amigos aunque a la mayoría no les conozco en la vida real), como las personas amables que a pesar de que no les conozco se tomaron el tiempo y la molestia de dejarme un comentario. ¡Gracias!

Ahora me faltan siete semanas para ser mamá, bueno, según el pronóstico, luego no sé sabe cuando se le antoje salir al bebito...

Muchas personas me preguntan si será hombre o mujer. Antes solía decir "no sabemos" o "no quisimos saber", ahora he empezado a contestarles "será ett barn". Barn significa 'niño' en sueco, con la diferencia de que no tiene la acepción 'varón'. O sea, cuando el español tiene niño y niña, el sueco tiene pojke ('niño varón'), flicka ('niña') y barn ('niño de cualquier sexo'). El español literalmente divide el mundo en lo masculino y lo feminino. No se puede hablar de nada sin nombrarlo "el" o "la". En sueco, en cambio, sólo las personas tienen género, las cosas no, y no conjugas los adjetivos según el sexo. Eso hace que sea más fácil hablar de cualquier cosa sin poner ningún énfasis en el género. En sueco puedo hablar de una persona sin saber si es hombre o mujer, en español es prácticamente imposible.

Por eso, lo que quiero expresar con mi respuesta "será ett barn" se pierde si lo intento decir en español. Si contesto "será un niño" (que sería la única manera de traducirlo sin cambiar la frase), me sale una oración con otro significado. Salgo diciendo que mi hijo (¡o hija! ¡vean lo imposible que es hablar de esto en español!) será varón, cuando en realidad lo que quiero decir, y que en sueco sale más o menos claro con esas tres simples palabras, es: no sabemos que sexo tendrá nuestro/a bebé, pero para nosotros es más importante conocerle como el individuo que será, o es, que saber que tipo de órgano reproductivo tiene entre sus piernas. (Disculparán mi manera franca de expresarme).

Sé muy bien que mi hijo o hija, desde el primer segundo que nazca, tendrá que abordar y vivir con las expectativas, ideas, prejuicios y sueños de otros (incluído los míos y los de su papá). Si es hombre será tratado de una manera, si es mujer de otra. No lo puedo impedir, sólo hacer lo que más pueda para que este ser querido tenga la libertad de desarrollarse según sus propios valores, ideas y sueños y no según una pauta tradicional y anticuada.

Por eso, mi muy querido latino ahora anda cambiando su manera de referirse al bebé, un día dice "el bébe", otro "la bebé". Los días que dice "el bebé" es más fácil saber de quien habla, pero cuando le trata de niña puede ser confuso, puesto su manera sobrecariñosa de tratarme (y ahora que ando panzona me consiente más todavía). Le toca especificarse diciendo por ejemplo "¿y cómo está mi chiquita bebé (o sea, yo), y cómo está mi otra bebé, la más chiquitica?" (dirigiéndose a la barriga). Es una ternura total, como siempre.